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Manasés de Judá

Manasseh's Sin and Repentance (Bible Card)

Datos personales
Fallecimiento 642 a. C.
Vida Siglo VII a. C.
Familia
Padres Ezequías de Judá y Hepsiba
Hijos Amón de Judá
Características
Ocupación Rey
Nacionalidad Israelita
Tribu Judá
Religión Paganismo
Judaísmo (Conversión)
Raza Semita

Manasés de Judá fue un rey de Judá que reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años.

Biografía[]

Tenía doce años cuando ascendió al trono, su madre era Hepsiba. Manasés ofendió a Yavé, pues practicaba las repugnantes ceremonias de las naciones que el Señor había expulsado delante de los israelitas. Reconstruyó los altares paganos que su padre Ezequías había destruido; además, erigió otros altares en honor de Baal e hizo una imagen de Aserá. Se postró ante todos los astros del cielo y los adoró. Construyó altares en el Templo del Señor, en ambos atrios del Templo del Señor construyó altares en honor de los astros del cielo. Sacrificó en el fuego a su propio hijo, practicó la magia y la hechicería, y consultó a nigromantes y a espiritistas.

Además del pecado que hizo cometer a Judá, haciendo así lo que ofende al Señor, Manasés derramó tanta sangre inocente que inundó a Jerusalén de un extremo a otro.[1]

Se declaró vasallo de Asurbanipal, rey de Asiria, proporcionándole tropas contra Egipto. Manasés, según los pasajes bíblicos, siguió una política religiosa opuesta a la ortodoxa de su padre, pues toleró los cultos asirios, incluso en el Templo de Jerusalén, así como elementos sincréticos en el culto a Yavé, incluyendo la invocación a los muertos y los sacrificios de niños, lo que suscitó las protestas de los profetas, que le anunciaron el castigo divino.

Según los apócrifos Vida de los Profetas (1:1) y Ascensión de Isaías (5:11-14), bajo su reinado murió el profeta Isaías, aserrado durante la persecución provocada por este rey, a lo cual parece referirse Hebreos 11:37.

Según II Paralipómenos (II Crónicas), fue hecho prisionero por los asirios, según el relato bíblico sufrió torturas por los asirios. Posteriormente lo confinaron por años en un calabozo donde buscó la redención de Yavé quien por sus ruegos y súplicas lo perdonó arrepintiéndose de sus pecados, fue perdonado por Yavé, pudiendo recuperar el trono, y volviendo al culto ortodoxo. Para los cristianos modernos, Manasés es un ícono del perdón divino ya que tras ser uno de los reyes más sanguinarios y paganos de los judíos se le perdonó e incluso fue enterrado en la ciudad de David, panteón solo reservado para los reyes fieles con lo que se deduce que Dios lo perdonó completamente.[2]

Manasés fue sepultado en su palacio, en el jardín de Uza. Y su hijo Amón lo sucedió en el trono.[1]

Referencias[]

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