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Libro de los Números

AEFFFF13-C0B7-438B-A673-7B22AE96C3F9 Los hijos de Israel son guiados por Yavé a través del desierto. En la imagen, “Moisés sacando agua de la roca”. Óleo de Bacchiacca, 1577. Galería Nacional de Escocia.

Datos básicos
Autor Moisés
Fecha Alrededor del 1405 a. C.
Idioma Hebreo
Abreviatura Núm.
Números
Capítulos 36
Nombre
Hebreo רבדמב
Griego Αριθμοί
Más datos
Testamento Antiguo Testamento
Sección Torá
'Número de libro 4

El Libro de los Números o simplemente Números es el cuarto libro del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo. Es el cuarto libro de la Torá [1] y de la colección de libros históricos. Viene precedido por el Levítico y seguido por el Deuteronomio.

Autor[]

La tradición religiosa judía atribuye el Libro de los números,como todos los libros de la Torá, al gran legislador de la nación hebrea Moisés, quien habría vivido hacia el 1300 a. C.

Según el Segundo Libro de los Reyes (22-23), este libro fue hallado durante la reforma de Josías hacia el año 622 a. C.

Datación y antecedentes históricos[]

El evento clave en la formación del Antiguo Testamento fue la invasión del reino de Judá por el imperio de Babilonia en el 586 a. C. Los babilonios destruyeron la ciudad y el Templo de Salomón, ejecutaron a los hijos del rey delante de él y lo cegaron, y se lo llevaron a él y a muchos otros al exilio en Babilonia (Dawes, pág. 14). Estos eventos deben de haber representado una gran crisis religiosa: ¿por qué Yavé había permitido que esto sucediera? ¿Qué había pasado con la promesa de que los descendientes de David reinarían para siempre? Las respuestas están registradas en el Libro de Ezequiel, el Libro de Jeremías y el Libro de Isaías, y en la historia deuteronomista, la colección de obras históricas desde el Libro de Josué al Primer Libro de los Reyes: Yavé no había abandonado a Israel, sino que Israel había abandonado a Yavé, y el exilio en Babilonia era un castigo de Yavé por la falta de fe de Israel.

El exilio en Babilonia duró aproximadamente 48 años: empezó en 586 a. C. y terminó cuando los persas conquistaron Babilonia en 538 a. C. El nuevo gobernante persa decidió permitir que los exiliados de distintos pueblos regresaran a sus patrias. De acuerdo con el Libro de Esdras y el Libro de Nehemías, los judíos regresaron a Palestina bajo la dirección conjunta de un descendiente del último rey y del último sumo sacerdote. Reconstruyeron el Templo y reconstituyeron Judá como una comunidad santa gobernada por sacerdotes.

Fue en este periodo en que se compuso la Torá, separando el Libro de Deuteronomio de la historia deuteronomista y agregando los libros del Génesis, el Éxodo, el Levítico y los Números.

Origen del nombre[]

El nombre original del Libro de los Números es Bamidbar, "en el desierto" en hebreo. En el siglo III a. C. el Bamibdar fue traducido al griego por los Setenta, con el nombre de Αριθμοί, Arizmoí. Todo el libro está poblado de números, que consigna con minuciosidad extrema: la cantidad de jefes de las tribus (cap. 7); número de las poblaciones y libaciones necesarias (13); cuenta de la cantidad de hombres sublevados (16:2); cabezas de ganado que han de ser destinadas al sacrificio ritual (28-29); cantidad de botín y su reparto exacto (31); agrimensura y dimensiones del territorio (35); incluso recuentos minuciosos de las leyes y los relatos contados.

Es posible que el libro exagere o idealice algo la cantidad de hebreos, pero es innegable que, más allá de ello, pinta un cuadro de la vida y la sociedad de aquellos tiempos con una fuerza incomparable, describiendo incluso con gran vivacidad el desierto del Néguev y la manera de vivir en él. Más de una vez se expresa que Moisés se dedicó a registrar cada sitio donde los hebreos se detenían, cada oasis y cada campamento.

Naturaleza y organización[]

Como es habitual en los libros del Antiguo Testamento, su pertenencia a la serie de «libros históricos» es afirmada tanto por la Iglesia Católica, como por el resto de grandes confesiones, ortodoxas y protestantes originales. Otros autores afirman que ello no implica que corresponda al género histórico como se lo entiende hoy. En el primer caso, en la misma línea que la tradición judía, la historia refleja ampliamente hechos históricos acontecidos, que hablan de la relación de Yavé con el pueblo judío. Para los segundos no habría más que mitos y leyendas que en cualquier caso nadie ha podido tampoco negar.

La arqueología trabaja desde hace un siglo en tratar de averiguar la veracidad y detalle del contenido histórico de este libro. No cabe duda alguna que al menos todos los aspectos culturales quedan muy reafirmados por haberse conservado en su esencia en el judaísmo del Templo hasta tiempos de Jesús. Además de la propia certificación que los autores del Nuevo Testamento ofrecen al dar por históricos estos hechos. Así como lo hacen numerosos otros libros posteriores de la propia Biblia. La arqueología no ha podido ni negar ni confirmar la completa veracidad de todo lo narrado.

Como es común, los autores discuten sobre numerosas y a veces contradictorias hipótesis. Las narraciones se interrumpen constantemente para insertar textos jurídicos. Es por ello que el plan de trabajo histórico se diluye a menudo, cosa que no ocurre con el plan teológico del libro.

Contenido[]

El agrupamiento de los elementos del libro debe hacerse alrededor de los hechos principales narrados, y esta tarea es en extremo difícil. Es por ello que históricamente se ha buscado establecer una división más simple, como por ejemplo según los sitios donde suceden los acontecimientos. Así, el Libro de los Números puede dividirse en tres partes principales:

  1. En el Sinaí: desde 1:1 hasta 10:10.
  2. En el Cadés-Barnea: desde 10:11 hasta 22:1.
  3. En los llanos de Moab: desde 22:2 hasta 36:13.[2]

Números comienza en el Monte Sinaí, donde los hijos de Israel han recibido sus leyes y el pacto de Dios y Dios ha establecido su residencia entre ellos en el santuario. La tarea por delante es tomar posesión de la Tierra Prometida. Las personas están numeradas y se realizan los preparativos para reanudar su marcha.

Los israelitas comienzan el viaje, pero empiezan las dificultades en el camino y se duda de la autoridad de Moisés y Aarón. Por estos actos, Dios destruye aproximadamente 15.000 de ellos por diversos medios.

Llegan a las fronteras de Canaán y se envia espías a esa tierra; pero, al escuchar el informe de diez de los espías, los israelitas se niegan a tomar posesión de ella y Dios los condena a morir en el desierto hasta que una nueva generación puede crezca y lleve a cabo la tarea. El libro termina con la nueva generación de israelitas en el Llano de Moab listos para el cruce del río Jordán.

Números es la culminación de la historia del éxodo de Israel de la opresión en Egipto y su viaje para tomar posesión de la tierra que Dios prometió a sus padres. Como tal, se acerca a su conclusión los temas introducidos en Génesis y que aparecen en el Éxodo y Levítico: Dios ha prometido a los israelitas que se convertirán en una gran nación que va a tener una relación especial con Dios, y que han de tomar posesión de la tierra de Canaán.

Números también demuestran la importancia de la santidad, la fidelidad y la confianza. A pesar de la presencia de Dios y de sus sacerdotes, Israel carece de fe y, por ello, la posesión de la tierra se deja a una nueva generación.

El libro tiene una historia larga y compleja, pero su forma final es probablemente debido a una redacción sacerdotal de un texto yavista original en algún momento a principios del período persa en el siglo V a. C.

Dios ordena a Moisés en el desierto de Sinaí, que se cuente aquellos capaces de portar armas de todos los hombres de veinte años arriba y para designar a los príncipes sobre cada tribu. 603.550 israelitas se encuentran aptos para el servicio militar. En el capítulo 26, una generación más tarde y después de aproximadamente cuarenta años de vagar el desierto, el Señor ordena un segundo censo y 601 730 hombres son contados. La tribu de Leví está exenta del servicio militar y, por tanto, no incluida en el censo.

Moisés consagra los levitas para el servicio del Tabernáculo en el lugar de los primogénitos, que hasta entonces habían realizado ese servicio. Los levitas se dividen en tres familias dirigidas por un jefe y todos dirigidos por un sacerdote, Eleazar, hijo de Aarón. Los preparativos se hacen para reanudar la marcha hacia la Tierra Prometida. Varias ordenanzas y leyes son determinadas.

El primer viaje de los israelitas después de que el Tabernáculo se había construido inicia. Algunos murmuran contra Dios y son castigados por el fuego; Moisés se queja de la dureza de los israelitas y se ordena escoger setenta ancianos para que le ayuden en el gobierno del pueblo. Miriam y Aarón insultan a Moisés en Hazerot, enojando a Dios; Miriam es castigada con la lepra y se queda fuera del campamento por siete días, al final de las cuales los israelitas se dirigen al desierto de Parán.

Doce espías son enviados a Canaán y vuelven a informar a Moisés. Josué y Caleb, dos de los espías, dicen que la tierra es abundante y que mana leche y miel; los otros espías dicen que está habitada por gigantes, y los israelitas se niegan a entrar en la tierra. Yavé decreta que los israelitas serán castigados por la pérdida de la fe al tener que vagar por el desierto durante 40 años.

Con los doscientos cincuenta incensarios, después de la destrucción de la banda de Coré por cuestionar la autoridad de Moisés y Aarón, Moisés es ordenado por Dios para hacer placas para cubrir el altar. Los hijos de Israel murmuran contra Moisés y Aarón a causa de la destrucción de los hombres de Coré y son castigados por la plaga que mata a 14.700.

Aaron y su familia son hechos sacerdotes ante Dios y los levitas son nombrados de nuevo para ayudar en el mantenimiento del Tabernáculo. Miriam muere en Cades Barnea y los israelitas parten hacia Moab en la frontera oriental de Canaán. Los israelitas culpan a Moisés por la falta de agua. Moisés es mandado por Dios a hablar a una roca, pero lo hace mal y es castigado a no entrar en Canaán. El rey de Edom niega el permiso a los israelitas de pasar por su tierra y tienen que rodear a Edom. Aarón muere en el monte Hor.

Los israelitas son mordidos por serpientes ardientes por hablar contra Dios y contra Moisés. Dios manda a construir una serpiente de bronce para protegerlos de estas serpientes. Los israelitas llegan en las llanuras de Moab. Un nuevo censo da el número total de los varones de veinte años para arriba de 601 730 y el número de los levitas es de 23.000. La tierra será repartida por suerte, las hijas de Selofjad también recibirán su parte puesto que su padre no tiene hijos varones.

Moisés ordena a Josué como su sucesor y ordena a los israelitas masacrar al pueblo de Madián. Los rubenitas y los gaditas piden a Moisés que les asigne la tierra al este del Jordán y Moisés concede su petición si prometen ayudar en la conquista del oeste de la tierra del Jordán. La tierra al este del Jordán se divide entre las tribus de Rubén, Gad y media tribu de Manasés. Los límites de la tierra se detallan y se dividirá bajo la supervisión de Eleazar, Josué y doce príncipes, uno de cada tribu.[3]

Significado[]

El pueblo de Israel camina con Yavé. Si existen fallos, estos no son provocados por Yavé, sino por los pecados del pueblo. En cambio, si hay éxitos, estos vienen como consecuencia de la fidelidad del pueblo al Dios que los ha librado y que permanece con Israel.[4]

Referencias[]

  1. En griego: Pentateuco, "los cinco libros".
  2. Esta página utiliza contenido de Wikipedia (ver autores) con licencia Creative Commons.
  3. Esta página utiliza contenido de Wikipedia (ver autores) con licencia Creative Commons.
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