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José de Arimatea

Datos personales
Familia
Hermanos Joaquín (Hermano mayor)
Sobrinos María de Nazaret
Características
Ocupación Miembro del Sanedrín
Decurión
Nacionalidad Judío
Religión Judaísmo
Cristianismo
Raza Semita

José de Arimatea es un personaje bíblico que, según la tradición cristiana, era el propietario del sepulcro en el cual fue depositado el cuerpo de Jesús después de la crucifixión. Otras tradiciones le atribuyen el traslado del Sudario, el Grial y otras reliquias desde la ciudad de Jerusalén a otros sitios en la cuenca del Mediterráneo.

Bigrafía[]

José de Arimatea era hermano menor de Joaquín, el padre de la Virgen María, lo que lo convierte en tío abuelo de Jesús. Se convirtió en tutor del nazareno después de la temprana muerte de San José, el esposo de María.

Era miembro del Sanedrín, el tribunal supremo de los judíos, y decurión del Imperio Romano, una especie de ministro, encargado de las explotaciones de plomo y estaño.

Era rico, ilustre y una persona buena y honrada que era discípulo de Jesús, pero clandestino por miedo a las autoridades judías. Lo cierto es que los cuatro evangelistas coinciden en contar el mismo episodio donde intervino José de Arimatea. Jesús acaba de morir en la cruz, Pedro renegó de él por tres veces en público, los apóstoles se dispersan, pero este hombre solicita al procurador romano Poncio Pilato que le permita dar sepultura al cuerpo de Jesús.

Descent AgiaMarina

Descenso de la cruz.

Con la ayuda de Nicodemo, desclava el cuerpo de la cruz y lo sepulta en su propia tumba, un sepulcro nuevo, recién excavado en la roca, donde se encuentra la basílica del Santo Sepulcro. Lo envolvieron en lienzos de lino y lo colocaron en la tumba con una gran piedra en la entrada. Por esto, la tradición católica lo tiene como patrono de embalsamadores y sepultureros.

La leyenda del Santo Grial[]

Según la leyenda, también recogió la sangre de Cristo con el Santo Grial, en el Gólgota, lugar donde fue crucificado; aunque otra versión, en los evangelios apócrifos, indica que la sangre la recogió en el propio sepulcro. Estos evangelios también señalan que el lugar donde se realizara la última cena era propiedad de José de Arimatea.

Tras la resurrección de Jesús, José fue encarcelado, acusado por los judíos de haber sustraído el cuerpo de su sepulcro. Se le encerró en una torre, donde recibió la visión del Cristo resucitado y la revelación del Misterio del que el Santo Grial es símbolo. «Tú custodiarás el Grial y después de ti aquellos que tú designarás», habrían sido las palabras de Jesús. Después de ser liberado, y debido a la persecución de los judíos en Jerusalén, un grupo de cristianos embarcó en uno de los barcos de José y navegaron hasta las costas de Francia en el Mediterráneo. Acompañaban a José, entre otros, María Magdalena, Marta de Betania, María Salomé (madre de los apóstoles Juan Evangelista y Santiago el Mayor), María Jacobé (madre de los apóstoles Santiago el Menor, Simón el Zelote, Judas Tadeo y José Barsabás), Marcial y Lázaro. Se convirtieron en los primeros evangelizadores de la zona.

En el año 63, José de Arimatea se trasladó a las islas Británicas, estableciéndose en la ciudad de Glastonbury, donde fundó la primera iglesia británica consagrada a la Virgen y adonde, según leyendas de la Edad Media, llevó el Santo Grial. Es así como el cristianismo se afincó en medio de los bretones de manera que cuando san Agustín fue enviado por Roma a establecer allí la Iglesia, se sorprendió al ver una comunidad cristiana arraigada y bien organizada, con obispos y fieles que daban testimonio del Evangelio de Cristo entre ellos.[1]

Veneración[]

José de Arimatea es venerado como un santo por las iglesias Católica Romana, Ortodoxa Oriental y algunos protestantes. El calendario tradicional romana marcó su fiesta el 17 de marzo, pero ahora se celebra, junto con Nicodemo, el 31 de agosto en el Martirologio Romano. Las iglesias Ortodoxas Orientales lo conmemoran el Tercer Domingo de Pascua y el 31 de julio, fecha compartida por las iglesias luteranas.

A pesar de una serie de leyendas desarrollados durante la Edad Media sobre José y el Santo Grial en Gran Bretaña, no se encuentra actualmente en el calendario litúrgico abreviada de la Iglesia de Inglaterra y, a pesar de todo esto, José se encuentra en los calendarios de algunas iglesias de la comunión anglicana.

Profecía del Antiguo Testamento[]

Muchos cristianos interpretan el papel de José en el cumplimiento de la profecía de Isaías sobre la tumba de un hombre rico (Is [[Biblia|Isaías|53:9|53:9}}).

Evangelio de Nicodemo[]

El Evangelio de Nicodemo es un texto anexado a las Actas de Pilato que proporciona detalles adicionales acerca de José. Después de que José le pidió a Pilato el cuerpo de Cristo y preparó el cuerpo con la ayuda de Nicodemo, lo sepultó en una nueva tumba que José había construido para sí mismo.

En el Evangelio de Nicodemo, los ancianos judíos expresan su enojo contra José por enterrar el cuerpo de Cristo, lo capturaron y lo encarcelaron, se coloca un sello en la puerta de su celda.

Los ancianos regresaron a la celda y vieron que el sello seguía en su sitio, pero José se había ido. Más tarde descubren que José había regresado a Arimatea, desean tener una conversación más civilizada con José, y envian una carta de disculpa por medio de siete de sus amigos. José regresa a Jerusalén para reunirse con los ancianos, donde se le preguntó sobre su fuga y les contó su historia:

Permaneció encerrado todo el Sábado y cuando llegó la medianoche, estaba de pie, orando, la prisión fue alzada por las cuatro esquinas. Hubo un destello de luz ante sus ojos y se puso a temblar. Se vierte en él una gran cantidad de agua y le llega el olor de un ungüento maravilloso. Se frota la cara con el agua y vió a Jesús; aterrorizado, pensó que era un fantasma. Pensó que era Elías y Jesús le explicó quien era. Luego se lo llevó y le mostró la tumba y las telas sagradas. Le agarró con su mano y lo puso en medio de su casa, aunque las puertas estaban cerradas y lo dejó en su cama.

Según el Evangelio de Nicodemo, José testificó a los ancianos de los judíos y, en concreto, a los Sumos Sacerdotes Caifás y Anás que Jesús había resucitado de entre los muertos y ascendió al cielo e indicó que otros fueron levantados de la muerte en la resurrección de Cristo. Se identificó específicamente a los dos hijos del Sumo Sacerdote Simeón. Anás, Caifás, Nicodemo, Gamaliel y el propio José viajaron a Arimatea para entrevistar a los hijos de Simeón.[2]

Referencias[]

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