Job | |
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Datos personales | |
Familia | |
Cónyuge | Esposa sin nombre |
Padres | Madre sin nombre |
Hijos | Catorce hijos sin nombre Tres hijas sin nombre Jemimá Quesiá Queren-hapuc |
Hermanos | Hermanos y hermanas sin nombre |
Características | |
Ocupación | Patriarca Líder de la ciudad |
Nacionalidad | Usita |
Religión | Monoteísmo |
Raza | Semita |
Job fue un hombre de la Tierra de Us que perdió toda su riqueza, hijos y salud en manos de Satanás con el permiso de Dios. Es el protagonista del Libro de Job.
Biografía[]
Prosperidad y justicia[]
Job era un habitante de la Tierra de Us, viviendo en un asentamiento. Su madre es menciona cuando se refiere a su nacimiento y su infancia sin mencionar su nombre (3:10), pero no se menciona a su padre.
Job era muy rico, tenía muchos sirvientes, siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas burras; la riqueza de Job era tan inmensa que fue considerado el hombre más famoso de entre los hijos de Oriente (1:1-3). A cierta edad, Job se casó y comenzó su propia familia, teniendo siete hijos y tres hijas.
Los hijos de Job tenían sus propios hogares y acostumbraban a celebrar banquetes por turno, invitando a sus hermanas. Debido a su riqueza, Job tenía muchos amigos, entre ellos Elifaz, Bildad, Sofar y [[Elihú de Ram|Elihú], y algunos de sus parientes vivían cerca (19: 13-14).
Job fue considerado justo por Dios e incluso por Satanás mismo. Job siguió de cerca a Dios y usó su gran riqueza para bendecir a otros. Job fue generoso con los pobres, huérfanos y viudas, dio a todos los necesitados y se aseguró de que todos tuvieran con justicia. Se abstuvo del pecado sexual e hizo un "pacto con sus ojos" para no tener lujuria. Incluso hizo sacrificios en nombre de sus hijos, para cubrir cualquier pecado que pudieran haber cometido contra Dios.
La justicia de Job, en particular su generosidad con los pobres, lo hizo muy apreciado en su pueblo. La reverencia hacia Job por parte de la gente del pueblo era tan grande que permanecían completamente en silencio antes y después de que hablara en público. Job era como un líder entre la gente y se le comparó con un rey entre sus soldados. En Us, tuvo tanta influencia que tuvo un asiento en la plaza pública.
Las pruebas de Job[]
Mientras Job continuaba con su rutina normal de sacrificios en nombre de sus hijos, Satanás decidió indagar ante Dios. En su conversación, Satanás sugirió que Job solo temía a Dios, porque Dios lo había bendecido grandemente. Satanás propuso que Job sufriera muchas pruebas, con la esperanza de hacer que maldiga a Dios. Dios permitió a Satanás probarlo y le prohibió matar a Job.
El primer heraldo se acercó a Job y le informó que sabeos se había robado su ganado y asesinado a los servidores que lo cuidaba. El segundo heraldo entró y le informó a Job que todas sus ovejas y los sirvientes que las pastoreaban fueron quemados por fuego caido del cielo. El tercer heraldo entró y le dijo a Job que los caldeos habían tomado todos sus camellos y habían matado a los sirvientes. Y el último heraldo llego y le dijo que todos sus hijos murieron cuando una casa se derrumbó sobre ellos. Solo sobrevivió el heraldo en cada desastre para que le llevará la noticia a Job.
Después de escuchar todas estas cosas, Job rasgó su ropa, se afeitó la cabeza y se echó en tierra. Aún así, Job no pecó ni maldijo a Dios.
Satanás se volvió a presentar ante Dios y sugirió una nueva prueba. Dios se lo permitio y le prohibió matar a Job. Poco después, Job estaba afligido con una llaga dolorosa e incurable que cubrían todo su cuerpo. Job rascó su llaga con un pedazo de teja mientras estaba sentado en las cenizas y su esposa le dijo que maldijiera y se muriera. Job se rehusó maldecir a Dios y la reprochó. Posiblemente fue Satanás el que hablo por la boca de la esposa de Job.
Los tres amigos[]
Elifaz, Sofar y Bildad salieron de sus países y fueron a consolar a Job. La depresión y aflicción de las llagas de Job lo hicieron irreconocible para sus amigos. Sus amigos se sentaron con él durante siete días y siete noches sin decir una palabra debido a su profunda depresión.
Durante su tiempo de luto, todos rechazaron y evitaron a Job. Toda la gente de Us lo despreciaban y consideraban a Job era un pecador porque lo había perdido todo y la gente pensaba que había pecado contra Dios y que estaba siendo castigado. Ninguno de los sirvientes sobrevivientes respondía a las peticiones de Job, su familia lo ignoraba y se alejaba, y casi todos sus amigos lo habían olvidado.
Después de su luto, Job maldijo su nacimiento, deseando no haber nacido ni concebido. Los tres amigos de Job comenzaron a dialogar con él tratando de consolarlo en su momento de angustia. Cada uno de sus amigos sugirió ideas que eran falsas, diciéndole a Job que había cometido un gran pecado contra Dios, por lo tanto, estaba siendo castigado. Sus amigos eran honestos, pero estaban equivocados, y no le ayudaron. Job expresó que no tenía ni idea de por qué Dios le había permitido sufrir y se justificó a sí mismo.
Las palabras de Elihú[]
Cuando los tres amigos no tenían nada más que decir, Elihú toma la palabra y destaca de aspecto pedagógico de los sufrimientos de Job. Elihú nota los pecados que se ocultan al creerse muy justo y las pruebas es una lección de humildad. Por último, Elihú concluye que Dios prueba al hombre para purificarlo y llevarlo ante Él.
La respuesta de Dios[]
Si bien Job no pecó al estar enojado con Dios, lo hizo durante su desesperación al defenderse como justo. Finalmente, Dios mismo le habló a Job desde medio de la tempestad y cuestionó a Job sobre toda clase de asuntos de la naturaleza y sus leyes para mostrar que era divino donde Job no lo era. Job solo respondió dos veces y expresó que no era digno y se arrepintió del pecado que había cometido.
Entonces Dios reprendió a los amigos de Job que habían dicho mentiras acerca de Él, más bien, Job había permanecido sincero acerca de Dios. Dios ordenó a los consoladores de Job a hacer sacrificios. Job oró por los sacrificios y se le dio misericordia a sus amigos.
Dios restauró su riqueza por partida doble; no se sabe cómo se restauró y mejoró la riqueza de Job, pero probablemente tomó algo de tiempo. Pronto los hermanos de Job y todos aquellos que lo conocieron vinieron y estubieron con él en su casa. Cada uno le dio a Job un anillo de oro y una pieza de plata, tal vez así fue como Job restauró su riqueza. Job ahora tenía catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burras. Job tuvo otros siete hijos y tres hijas, que eran las mujeres más bellas de la tierra.
Vejez y muerte[]
Job vivió ciento ciento cuarenta años después de sus pruebas y vió a sus descendientes hasta la cuarta generación. Job murió como un anciano lleno de años. No se sabe qué edad tenía Job cuando murió.
Legado[]
Job se menciona directamente dos veces fuera del libro que lleva su nombre. En el Antiguo Testamento, el Libro de Ezequiel registró una profecía concerniente al juicio contra Jerusalén; Dios consideró la ciudad tan perversa que que si Job, Noé y Daniel estuvieran en ella, solo ellos serían salvos por su justicia.
Job también se menciona una vez en el Nuevo Testamento, en la Epístola de Santiago. Aquí Santiago se refiere a la perseverancia de Job como un ejemplo de paciencia al ver la misericordia de Dios. Al lector se le recuerda las bendiciones que reciben quienes esperan el momento de Dios. Incidentalmente, Santiago le recuerda a la iglesia primitiva que el Libro de Job es parte de la Biblia.[1]
Concordancias[]
- Job 1-42
- Ez 14:14, 20
- Stgo 5:11