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Profecías y figuras
Parábolas
Sermones
Referencias

La semilla de mostaza[]

Los dos hijos[]

Se encuentra únicamente en el Evangelio de Mateo (21:28-32),el evangelista la ubica junto con otras dos,la parábola de los viñadores homicidas (Mateo 21:33-46 ) y la parábola de la fiesta de bodas (Mateo 22:1-14 ).Las tres parábolas tienen como tema el juicio y como destinatarios los líderes religiosos de Israel, a los que se condena con severidad.Esto se pone de manifiesto por las palabras del propio evangelista quien comenta que,cuando los sumos sacerdotes y los fariseos oyeron sus parábolas,«comprendieron que estaba refiriéndose a ellos» (Mateo 21:45 ).
En esta parábola,Jesús contrasta la actitud de los recaudadores de impuestos y las prostitutas, que aceptaron el mensaje de Juan el Bautista, con la de los dirigentes religiosos que no lo hicieron.Jesús, al comparar a las autoridades judías con un hijo que promete obediencia pero que nada hace, formula un contraste altamente polémico: los publicanos y las meretrices, que creyeron en Juan el Bautista, entrarán en el Reino de Dios antes que las autoridades.Según el académico Robert Horton Gundry,está parábola guarda cierta semejanza con la parábola del hijo pródigo, propia del Evangelio de Lucas.
Los dos hijos representan la distinción entre dos tipos de judíos, los dirigentes religiosos que no creen y los marginados que sí creen.La viña solía utilizarse de forma profética para simbolizar al pueblo de Israel.Como se observa de la conclusión referida al hijo que cumplió la voluntad del padre, la fe obediente es siempre el criterio definitivo en el Evangelio de Mateo.Los publicanos y prostitutas forman parte de los pecadores ignorantes e impuros,que desempeñaban oficios criticados duramente y que tenían una vida alejada de las «buenas costumbres».Jesús sorprende presentando una paradoja: que los considerados «impíos» o pecadores alcanzan la salvación y los considerados «justos» quedan excluidos de ella, en virtud de que los primeros están mucho más dispuestos a recibir el mensaje de conversión de Juan el Bautista primero y de Jesús después, en tanto que los segundos, los fariseos, están impedidos por su convencimiento de poseer ya la perfección y, por consiguiente, de no tener necesidad de arrepentirse.
La parábola de los dos hijos, junto con la parábola de los viñadores homicidas, forma parte de las duras críticas a los fariseos puestas por el evangelista en labios de Jesús,las que alcanzan su punto culminante al predicar las siete maldiciones contra los escribas y fariseos (Mateo 23:13-36 ).
En teología moral, el comportamiento de estos dirigentes religiosos señalado por Jesús dio lugar a la expresión «conciencia farisaica», una mezcla de conciencia escrupulosa y laxa que hace grande lo pequeño y pequeño lo grande. El mismo Evangelio de Mateo la definió como aquella que hace de quien la tiene un guía ciego,que cuela un mosquito y se traga un camello (Mateo 23:24 ).Según Antonio Royo Marín, se trata de la conciencia de aquellos que no podrían conciliar el sueño por faltar a pequeñas prácticas rituales exteriores, y que en cambio no tienen inconveniente en faltar contra el amor fraterno, contra la justicia o contra la misericordia.

La higuera estéril[]

Es una comparación (mashal) que se encuentra únicamente en el Evangelio de Lucas (13, 6-9).El evangelista, que pone esta enseñanza en labios de Jesús de Nazaret, ubica esta parábola en un pasaje en el cual se realiza una llamada a la conversión y al arrepentimiento, y con ella estimula a los oyentes a rectificar sus conductas.
En la Biblia en general y en el Antiguo Testamento en particular,la higuera simboliza al pueblo de Israel o a la tribu de Judá.Se la considera, pues, un símbolo del pueblo de Dios.
La parábola de la higuera estéril es una de las ocho parábolas que terminan bruscamente sin que los evangelios brinden una interpretación directa de su aplicación. En esas parábolas,Jesús dejaba al oyente sacar su propia conclusión.El uso de la higuera, que simboliza al pueblo de Israel, implica que la pertenencia al pueblo de Dios no significa una protección frente al juicio final, y que cada quien debe producir sus frutos.El árbol simboliza al pecador que no dio frutos de conversión. En la parábola, el hombre que es dueño de la higuera manifiesta claramente su disgusto y contrariedad al ver que la higuera no produjo frutos,lo que provoca su reacción.A pesar de la obstinación del árbol en no dar frutos;es decir, la obstinación del pecador en no convertirse,el viñador de la parábola sale en defensa del árbol sentenciado, como si se tratase de una causa judicial, e insiste ante el dueño de la higuera en abrir un período de gracia antes de ejecutar la sentencia.Ese período de gracia significa la misericordia de Dios,de la que según la enseñanza de la parábola no se debe abusar.

La parábola de la lámpara[]

La parábola de la lámpara,también conocida como la lámpara bajo el celemín o la lámpara debajo de un almud se presenta en tres de los evangelios canónicos del Nuevo Testamento. Las diferencias encontradas en Mateo 5:14-15, Marcos 4:21-25 y Lucas 8:16-18, son menores.Una versión abreviada de la parábola también aparece en el evangelio no canónico de Tomás (33).En Mateo la parábola es una continuación del discurso sobre la sal y la luz.
La idea clave de la parábola es que la luz es para ser revelada y no oculta.La luz aquí se ha interpretado como una referencia a Jesús, a su mensaje y a la respuesta del creyente a ese mensaje.

Las diez vírgenes[]

Esta parábola fue una de las parábolas más populares en la Edad Media,con una enorme influencia en el arte gótico, la escultura y la arquitectura de las catedrales en Alemania y Francia.
La enseñanza encerrada en esta parábola es de estar siempre preparados para la segunda venida de Jesucristo, el cual es representado en la parábola como el novio, siendo así las diez vírgenes los creyentes que esperan a Cristo y la boda, el gozoso evento de su regreso.En los tiempos de Jesús, la tradición judía en las bodas era que un grupo de amigas de la novia esperaran al novio cerca del lugar en el que se llevaría a cabo la fiesta nupcial, para iluminarle el camino con lámparas cuando este llegase, esto es lo que trata la parábola,y no, como se cree usualmente, que el novio contraerá matrimonio con las diez vírgenes, en un acto de poligamia.

La parábola de los talentos[]

Forma parte del Evangelio de Mateo (25:14-30), y que tiene,en la llamada parábola de las minas en Lucas (19:11-27),un paralelismo evidente que ilustra la misma idea.
En Mateo,la parábola de los talentos se ubica a continuación de la parábola de las diez vírgenes, y forma parte de un largo discurso que tiene por eje principal el tema de la vigilancia con motivo del juicio final.El significado de la parábola de los talentos ha sido largamente debatido, particularmente en referencia a lo que la parábola pudo criticar cuando fue pronunciada durante el ministerio de Jesús.Sin embargo, la enseñanza fundamental en el marco del cristianismo es clara: que Dios confía sus dones o talentos a los hombres con la obligación de que los desarrollen, que espera una respuesta fructífera por parte de cada hombre, y que la inactividad,por miedo,exceso de precaución o cobardía,pereza, o simple omisión consciente en hacer rendir los talentos recibidos es criticada por el propio Jesús.
Existen tres versiones de la parábola:Mateo 25:14-30,Lucas 19:12-27 y en el Evangelio de los nazarenos,un escrito apócrifo del siglo II.El primer siervo recibe la aprobación de su señor; el segundo es solamente censurado; el tercero es metido en prisión.Esta mutación de la parábola que enfatiza la infidelidad del tercer siervo en la vida disipada tuvo probablemente una intención moralizante en el marco de la Iglesia judeocristiana.
La cantidad que deposita el señor en manos de sus siervos es extraordinaria por lo inmensa.El talento, más que una unidad monetaria,era una medida de peso: en el siglo I,un talento de plata equivalía aproximadamente a unos 23,16 kg de plata, es decir, unos 6000 denarios, y cada denario correspondía aproximadamente al salario diario de un operario (Mateo 20:2 ), es decir,un talento equivalía aproximadamente al importe de dieciséis años de trabajo de un jornalero.El historiador Flavio Josefo (Antigüedades judías 17, 318 y siguientes) calculó que Herodes Antipas percibía de impuestos unos 200 talentos por año;Filipo, 100; Arquelao, 400 o 600, y Salomé, 60; es decir, la totalidad del territorio aportaba aproximadamente 760 a 960 talentos en impuestos por año.
En Mateo, el señor distribuye el dinero a partes desiguales,con arreglo a la capacidad que cada uno de los criados tiene a los ojos del señor, a diferencia de lo que sucede en el la versión del Evangelio de Lucas.En la parábola, el señor no entrega los talentos para medir o poner a prueba la capacidad de los siervos, sino para que los multipliquen durante su ausencia.
No se dice la manera en que los dos primeros servidores consiguen doblar el capital que se les ha entregado, lo que significa que no tiene interés a los efectos de la enseñanza de la parábola.En los dos casos, el rendimiento obtenido es el mismo.Enterrar el dinero era usual durante los conflictos bélicos cuando corría el riesgo de caer en manos enemigas y,según el derecho rabínico, quien enterraba un depósito no estaba obligado a compensación en caso de robo.El tercer servidor se ocupa solamente de evitar el riesgo.El dinero enterrado no se pierde, pero tampoco se incrementa ni le da trabajo alguno.
«Se puso a ajustar cuentas con ellos».La intención es destacar que se pedirán cuentas.Es posible reconocer aquí que la parábola en su forma original iba dirigida a las autoridades de la Iglesia.En la rendición de cuentas de los dos primeros servidores, el evangelio salta súbitamente de una realidad profana a una religiosa. «Te pondré al cargo de lo mucho» puede significar que el premio a la fidelidad consistirá en que se recibirán responsabilidades más serias; el ser admitido en el gozo de su señor significa que se otorgará al siervo una mayor intimidad con el dueño.La reacción del señor parece respaldarse en el concepto rabínico que consideraba que la fidelidad en las cosas pequeñas hace grande a un hombre a los ojos de Dios.Para Schmid, las palabras «Entra en el gozo de tu señor» no cuadran en la boca de un hombre satisfecho por el mero aumento de su capital, y pueden referirse solamente a la vida eterna.El dueño es exigente; ésta es ciertamente la intención de toda la parábola. El tercer siervo nada ha perdido, pero tampoco ha ganado nada. Al menos podía haber entregado la suma a los banqueros, que daban crecidos intereses en tiempos del Nuevo Testamento.
Tampoco es un rasgo alegórico que se dé un talento más al siervo que recibió diez;esta sentencia paradójica quiere indicar que los poderes otorgados a los discípulos crecen con el uso y disminuyen con el desuso.El castigo por este tipo de infidelidad (omisión) es tan severo como el que corresponde a pecados más positivos (acciones).

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