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Jefté

Datos personales
Familia
Padres Galaad
Características
Ocupación Guerrero
Nacionalidad Israelita
Tribu Gad
Religión Judaísmo
Raza Semita

Jefté fue un juez de Israel por seis años que guió a los israelitas en la batalla contra los amonitas, y como resultado de un voto, termina sacrificando a su hija.

Biografía[]

Los israelitas habían vuelto a adorar a Baal y Astaroth, lo que despertó la ira de Yavé, el Dios de los judíos, que los hizo que comenzara una guerra entre ellos y los filisteos y los amonitas.

Jefté fue desheredado y expulsado por sus medio hermanos por ser el hijo de una prostituta, por lo que se trasladó a la región de Tob (según la traducción actual de los manuscritos arameos, el lugar donde estaba Jefté se llamaba Tauta). Sin embargo, los ancianos de Galaad intentaron convencerlo que los liderara en la guerra contra los amonitas, iniciada poco tiempo antes, a lo que Jefté se negó, a menos que después de la guerra conservara la posición de liderazgo, cosa que los ancianos aceptaron.

Jefté, luego de haber amenazado a los amonitas, juró que el primero que se le atraviese a la puerta de su casa para salir a saludarme después de su victoria sobre los amonitas, sería para Yavé y lo sacrificaria por el fuego, en holocausto.[1]Desde luego, conocía la ley de Dios que prohibia estrictamente sacrificios humanos y ciertamente sabía que Dios tenía ese acto como una abominación intolerable. Luego ganó la batalla con facilidad pues Dios los puso en sus manos.

Al volver victorioso, lo sale a recibir su única hija. Él se lamenta y se rasga sus vestiduras, pues no puede echarse atrás en su promesa. Su hija le dice que debe honrar su promesa y le pide a su padre llorar su virginidad por dos meses, y vuelve a cumplir el voto. Interprentando literalmente lo que dice la Biblia, a diferencia del sacrificio no realizado de Abraham que fue impedido por un ángel, el de Jefté sí fue consumado, pero no precisamente como se infiere, sino como dedicación de su vida a Dios prescindiendo del matrimonio.[2] Fue presentada a Dios como sacrificio vivo, dedicando toda su vida como una virgen en el servicio del santuario nacional de Israel tal como ocurrió con Samuel y se mantuvo allí hasta su muerte como Ana la Profetisa.

El sacrificio de su hija[]

Alexandre Cabanel - The Daughter of Jephthah Oil on canvas

La hija de Jefté

Según Voltaire, esta historia es un vestigio de los antiguos sacrificios judíos, mientras que otros sostienen que Jefté sólo ofreció la vida de su hija al servicio de Yavé, y que ella se mantuvo virgen toda la vida a pesar de que la Biblia estipula la ejecución del acto del holocausto.

Análisis de Bullinger[]

Ethelbert William Bullinger explica que el prefijo hebreo que es traducido en el verso 31 como "y" también podía significar "o" para los hebreos, comenta que hay abundantes versos bíblicos donde dicho prefijo es traducido como "o". Ejemplos de la traducción del prefijo como "o": Gn 41:44, Éx 20:4, Nm 16:14, Dt 3:24, 2 S 3:29, 1 R 18:10, etc. De esta manera el texto explicaría que la hija sería dedicada a Dios y no ofrecida en holocausto, pues Jefté eligiría entre dos opciones. Este verso apropiadamente traducido sería: "Cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo regrese victorioso de los amonitas, será de Dios o lo ofreceré en holocausto"."

De esta manera cobraría más sentido el final del relato donde sólo se indica que la hija de Jefté nunca conoció varón, y no muestra indicios de un asesinato o de holocausto: "Pasados los dos meses volvió a su padre, quien cumplió el voto que había hecho. La hija de Jefté nunca conoció varón". (Jue 11:39) Hay fuentes, como por ejemplo la Enciclopedia Católica, que interpretan que tal comportamiento sería normal dado el salvajismo de la población y la falta de respeto a la ley mosaica por parte de la mayoría de los judíos en ese momento, además de apuntar la existencia de otros votos contemporáneos al Dios de los judíos de similar carácter bárbaro. La explicación más aceptada por los creyentes actuales es que Jefté sólo ofreció la vida de su hija al servicio de Dios, para lograr entender la Biblia con el entendimiento actual de barbarismo. Cuando se ofrecía un cordero en ofrenda quemada. En tal tipo de ofrenda el sacerdote no podía participar de ella comiendo una parte del animal, como sí podía hacerlo en los otros tipos de sacrificios de corderos.

La ofrenda quemada era una dedicación total para el Dios de los judíos. El voto que hizo Jefté no era el de matar y quemar en sacrificio al primero que le saliera a recibir de su casa cuando volviera victorioso, lo que él prometió fue dedicar enteramente al Dios de los judíos a esa primera persona que lo saliera a recibir, dedicándola solamente al servicio a Dios. Esto no es congruente con otros versos bíblicos que indican impunidad por sacrificio humano.

Según la explicación extraída de estudios bíblicos está perfectamente claro que Jefté no prometió matar y quemar a nadie, sino dedicarla al servicio de Yavé, el Dios de los Judíos, por lo tanto, entre las normas establecidas por éste y la actitud de Jefté, se supone no hay controversia para los creyentes.[3]

Es posible haya sido consagrada de por vida al servicio del Señor parecido a la consagración de un nazireo; ya que Dios, sabiendo que podría salir cualquiera de la casa de Jefté, no hubiera permitido la victoria de Jefté y lo hubiera rechazado como lo hizo con Saúl si este hubiera planeado literalmente sacrificarlo como en el culto a Moloc, puesto que no se contrariaría a sí mismo.

Mitología griega[]

El filósofo francés del siglo XVIII, Voltaire señaló las similitudes entre Jefté y el general de la mitología griega, Idomeneo, especulando si una historia de hecho había imitado a la otra. Idomeneo había pedido a los dioses calmar una tormenta, prometiendo a cambio de que sacrificaría el primer ser vivo que vio a su regreso, lo que resultó ser su hijo.

La historia de la hija de Jefté también se compara con la de la hija de Agamenón, Ifigenia. En su obra Jefté y el voto, el erudito y dramaturgo escocés, George Buchanan (1506-1582) llamó la hija de Jefté "Iphis", obviamente, en alusión a Ifigenia, y en la oratoria de Handel de 1751, Jefté, basada en la obra de Buchanan, utiliza el mismo nombre.[4]

Referencias[]

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